La singularidad de las marcas

La singularidad de las marcas en la pyme.

Marcas singulares = Marcas competitivas

¿Qué hace que una marca (de una pyme) sea singular?

No vamos a detenernos en definir qué significa singularidad. Hay conceptos que están implantados en nuestra percepción desde que somos bien pequeños. Muchos parámetros educativos y sociales construyen los valores de lo que SINGULAR significar para cada uno de nosotros.
En el ámbito de las marcas, ¿qué hace que percibamos un marca como diferente, como especial?. ¿Su logo? ¿Su producto? ¿Las personas que la representan? Todo esto sí y todo esto no.

¿No hay marcas reconocidas y exitosas en el mercado con un logo horroroso? Puedo asegurar que las hay (véase, con respeto, Leche Pascual o Golosinas Miguelañez). Lo mismo ocurre con el producto. Hay marcas que ofrecen producto de dudosa calidad (McDonald’s) pero que se han hecho un hueco en el mercado e incluso se encuentran en la parte alta de la pirámide. Sí, sí.

Singularidad en la pyme

Pensemos en la PYME. Empresas medianas y pequeñas que luchan por sobrevivir en el duro mercado local y global en sectores de lo más diverso (industrial, gastronómico, hábitat…) en el que, muchas veces, el receptor no es el cliente final, es decir, no son fabricantes de productos destinados a todos y todas. Empresas cuyo nacimiento y crecimiento no ha venido determinado por una profunda reflexión estratégica que ha determinado cuál va a ser su diferenciación, su particularidad para conseguir estar, al menos, en segunda línea de parrilla.

Más bien al contrario. Han nacido y crecido porque han tenido trabajo y ahora, en 2016, siglo XXI, la vida les plantea la gran pregunta: ¿qué hace que seas diferente a los demás? Y, el susto lleva, casi siempre, a mirar al de al lado (o sea, a la competencia) y querer ser como aquel, porque pensamos que “ellos sí que son diferentes…mejor distribución, más recursos, más barato…, o por lo menos, sabemos que venden más” Ajjjrh!!! Qué rabia da. ¿Por qué ellos y no nosotros?

Pues como en la vida misma (¡cuántas veces decimos que en esto del branding hay que mirar mucho a la vida!), ni ellos – la competencia – son tan excepcionales, ni nosotros tan vulgares. Pero, sí, es ejercicio obligado el buscar nuestra singularidad. ¿Cómo se hace?

– Busca la frase que describa tu marca, empresa y producto o servicio.
– Busca otra frase (y esta es la clave) que defina la singularidad de tu marca, empresa y producto o servicio. Eso que nos hace sentirnos únicos, que nos hace sentirnos diferentes. Y NO. No vale decir “somos más baratos o trabajamos con más calidad”, aunque sea verdad.
¡Ojo! Frase. No puede ser una biblia. Si no somos capaces de sintetizarlo en pocas palabras significa que estamos pelín desorientados y toca hacer un poco de esfuerzo en “ordenar” nuestra realidad.
Suele ayudar mucho en esta simple práctica que la pregunta nos la hagamos a nosotros mismos además de a nuestros empleados, clientes, e incluso a aquellos clientes perdidos o no ganados.

Es probable que en la construcción de estas respuestas, vayamos recabando conceptos que se repitan y que se relacionen directamente con la definición de nuestros valores. Esos que hace que un número de receptores sintonicen con nuestro espacio de marca. Es curioso, pero este ejercicio aporta respuestas en ocasiones desconocidas para los empresarios. Estos VALORES son la base de la PROPUESTA CREÍBLE y SOSTENIBLE en el tiempo de nuestra estrategia, de nuestro negocio.

Fácil de decir, ¿Verdad? Pues en ocasiones (más de lo que imaginamos) ocurre que las respuestas nos dejen la sensación (o certeza) de que no disponemos de una diferenciación o singularidad potente en nuestro mercado. Ok. Puede ser y hasta es posible que la empresa sobreviva pero, ¿de qué manera? y, ¿hasta cuándo? No es casualidad que esa falta de definición empuje hoy, febrero de 2016 a tantas y tantas pymes a intentar descifrar el enigma de su singularidad.

Para ello, debemos:

– Estudiar nuestras capacidades en profundidad.
– Estudiar qué ofrecemos y si existen franjas de mercado en las que encajen nuestros ofrecimientos.
– Y comenzar el encaje de bolillos. Si, como pymes, somos capaces de encontrar una necesidad en el mercado que podemos satisfacer con nuestros productos y servicios, entonces, deberemos RE-ORGANIZAR TODO en nuestra compañía para orientarla hacia ese objetivo. Y, cuando decimos TODO, es TODO: procesos, personal, logística, …COMUNICACIÓN.

«TODO» cuesta mucho. Lo sabemos. Las obligaciones y la cotidianidad apremian y se imponen. Sin embargo, los procesos de cambio deben y pueden realizarse de manera natural, progresiva. Podemos elegir:

1. Seguimos como estamos hasta donde lleguemos o
2. Pensamos, pensamos y pensamos (¿Thinking Room con Cabo de Marcas?) para descubrir quiénes somos y qué hacemos bien y ponemos rumbo, ¡hasta el infinito y más allá!

Puedes ver nuestro VLOG sobre BRANDING y suscribirte a nuestro canal en Youtube donde también comentamos «La singularidad de las marcas«.

 

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