El catálogo impreso

“El príncipe destronado de las herramientas de venta. ”

No cabe duda que, el catálogo ha sido la estrella de las herramientas de comunicación y venta de un alto porcentaje de empresas.
Los catálogos son la plataforma que permiten la presentación de productos o servicios. En un país con clara vocación productiva, presentar el CATÁLOGO se anteponía, en la mentalidad de los empresarios, a la comprensión del valor de la marca.Con el tiempo, llegarían, en algunos casos, los catálogos corporativos en los que se intentaban transmitir los valores de la compañía. La conceptualización y preparación del contenido de los catálogos se convertía en uno de los principales objetivos del año y, casi en la única herramienta de comunicación a la que se le aportaba valor. Con el catálogo se vende. Con el catálogo se compite en los diferentes puntos de venta.

Para producirlos se hacía imprescindible contar con la colaboración de los profesionales dedicados a hacer catálogos. Diseñadores, fotógrafos e imprentas se convertían en un entramado que había que coordinar y a los que volcar las necesidades que, de manera independiente en la mayor parte de los casos, transformaban en un lenguaje gráfico sobre el papel. El modo en que se decidía fotografiar, el formato del soporte o el papel que se utilizara, eran parámetros elegidos que de manera inconsciente comunicaban aspectos de la marca. No cabe duda que, durante años, este hecho produjo un importante crecimiento de diversos sectores como el de las artes gráficas.

Sin embargo, como ocurre en todas las épocas de revolución tecnológica, la aparición de las nuevas plataformas de comunicación: audiovisual, internet, tabletas digitales, etc. obligan a recuestionarse en cada caso la necesidad del cómo y el cuándo del catálogo y su uso o no en paralelo a otras herramientas de venta a partir de una profunda reflexión sobre la estrategia de la compañía. Parece un enunciado lógico y sencillo pero, como en toda revolución, en ésta también existen beneficiados y perjudicados y, en medio, la empresa que, para seguir vigente en el mercado, debe comprender las nuevas maneras del comportamiento de la sociedad a la que quiere acceder. Y, esto se resumen en que sí, el catálogo impreso sigue siendo una importante herramienta de comunicación y venta pero las oportunidades de hoy no lo hacen imprescindible en todos los casos. Ahora, más que nunca, detenerse a reflexionar sobre lo que somos, a quién nos dirigimos y qué debemos contar constituyen los pilares fundamentales para saber cuáles pueden ser las plataformas de comunicación óptimas en cada caso.

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